Mi hijo es autista pero yo...

Mi hijo es autista pero yo ........no me lo creo

Así reaccionó una amiga ,al recibir el diagnóstico de autismo de su hijo de tres años.

"Apenas tiene tres años, como saben que es autista, porque no habla.....ya hablará, porque no juega con otros niños......ya jugará y se integrará, como todos los niños"


Podría haber estado toda la
tarde escuchando su monólogo y todo su repertorio  de motivos a los que se aferraba desesperadamente para negar un diagnóstico que no podía aceptar en ese momento.

Dedicó mucha energía en rechazar todas las afirmaciones del médico y en contradecir sus argumentos, enfadada y muy decidida a pedir otras opiniones  a consultar a otros especialistas,

Como amiga me limité a escucharla, sin opinar, sin interrumpirla, permitiéndole que se desahogue, porque en ese momento era la única forma posible de ayudarla y porque en  definitiva era lo que ella necesitaba en ese momento, ser y sentirse escuchada, comprendida, para todo lo demás ya habría tiempo.

Es que aceptar un diagnóstico como este , implica un proceso parecido al duelo, en cierta manera hay que despedirse de muchas expectativas, sueños, deseos que se fueron gestando en el embarazo en relación al niño.

Nadie está preparado para recibir un diagnóstico así, y lo natural es que surjan un torbellino de sentimientos y emociones que impiden escuchar  y pensar con claridad, por lo que comprender la situación en ese momento se hace imposible.

El desánimo y la tristeza aparecen frente a una realidad que aún no se acepta ni se comprende, no hay que olvidar que durante  el embarazo , las madres van imaginando  a su bebe , depositando ilusiones, deseos y expectativas que están muy lejos del autismo.

Cuando preguntamos a una mamá acerca de si prefiere chica o chico siempre responde "que nazca sano" pero en realidad además, desea que sea guapo(a), listo(a), que se desarrolle adecuadamente, que sea obediente, que sea el mejor de su clase........etc.

Aceptar el diagnóstico significa olvidarnos de estas expectativas, pero para ello necesitamos tener otras más reales, acordes a la nueva situación y que sean posibles.

Para poder construir estas nuevas expectativas hace falta primero reconocer y aceptar la nueva situación porque solo así podemos modificarla.

Pero el camino a recorrer es largo y en muchos momentos aparece la rabia y la culpa, por no haber hecho las cosas bien , por no haberse cuidado lo suficiente en el embarazo o porque el trabajo o determinada situación se vivió con mucho estrés y eso repercutió en el bebe...

Esto en realidad, es un vano intento de buscar excusas, para tratar de entender y de explicar lo inexplicable, porque la realidad es que no hay culpa ni culpables.

Así el proceso de aceptación es un proceso interno, al que cada uno se enfrenta con los recursos internos que tenga integrado en su personalidad y en  su forma de ser, y es un proceso que se vive casi en soledad porque es muy difícil compartir con los demás  estos sentimientos.

Pero con el tiempo llega la  aceptación aunque primero se acepta el diagnóstico de autismo y luego el autismo en sí como trastorno, pero a partir de la aceptación es cuando se da la posibilidad  de comprender la situación y actuar en consecuencia para ayudar al niño(a)  a salir adelante y buscar todos los recursos necesarios que posibilitan y potencien el desarrollo de las  diferentes capacidades y habilidades del niño(a).

La paciencia y el tiempo son aliados fundamentales para los padres, a la hora de normalizar la nueva situación, y enfrentarse a ello con toda la energía de que se dispone.

Para ello es fundamental buscar ayuda, información , recursos que existen en la comunidad, hacerse miembro de alguna asociación, para compartir con otros padres experiencias, sentimientos, miedos ansiedades y aprender juntos a resolver conflictos de la vida cotidiana.

Por suerte hoy en día se cuenta con recursos, pedagógicos, psicológicos, sociales, que ayudan al niño  y a su familia, teniendo en cuenta que con una estimulación adecuada y un entorno favorecedor estos niños adquieren habilidades básicas, una cierta capacidad de comprensión, de relación, de comunicación (dependiendo del grado autismo presente).

Los niños (as) autistas en definitiva implican una experiencia muy rica de aprendizaje para los padres y con cada logro del niño(a) los padres se sienten recompensados y orgullosos, porque son conocedores del esfuerzo y sacrificio en el que todos están implicados.

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